martes, 15 de enero de 2013

III


Y si te digo que tú perfume, me envolvió al escucharte... creerías que la muerte de una estrella se parece a la mía?

Un desierto de rosas celestes tumbaron mis ojos aquél instante... desde entonces, dejé que las viejas raíces, beban agua nueva.



Y si al evocar tú expresión, me deslumbra al pensarte... creerías que la vida de uno se parece al polvo de allá arriba?

Un océano de cáctus rojos alzaron mis manos aquél instante... desde entonces, dejé que las hojas nuevas, soplen hacia mi.

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